La Batalla de Belchite también llega al cómic

La guerra civil española ha sido el eje central de multitud de historias. Una de ellas es la de Pablo Uriel, cuyas memorias, ‘No se fusila en domingo’, han sido trasladadas a ilustraciones por Sento Llobell. ‘Atrapado en Belchite’, segunda novela de la trilogía creada por el dibujante valenciano, cuenta la experiencia del médico durante aquellas dos semanas de cruenta lucha en el verano de 1937

Fue uno de los combates más duros de la Guerra Civil Española. Dejó 5.000 muertos, un pueblo arrasado y una huella que todavía es visible hoy en las ruinas del viejo Belchite, que se proyectan como símbolo de la importancia de la paz para el avance de los pueblos. La Batalla de Belchite, de la que se este año se conmemora su 80 aniversario, ha centrado capítulos de libros, películas o series. Y también comics. Es el caso de la trilogía creada por el dibujante valenciano Sento Llobell, compuesta por Un médico novato, Atrapado en Belchite y Vencedor y Vencido, cuya historia está basada en No se fusila en domingo, las memorias de su suegro, el médico Pablo Uriel, en las que narra sus aventuras en la Guerra Civil española.

Atrapado en Belchite viaja hasta el mes de agosto de 1937 para contar la experiencia de Uriel durante aquellas dos semanas de cruenta lucha en el municipio zaragozano. Unos días en los que la iglesia de San Martín se convirtió en un improvisado hospital, en el que el protagonista del cómic ejerció su labor de médico de manera frenética mientras caían las bombas republicanas y los soldados combatían casa por casa.

Con un tono ágil y ligero y un apasionante guion digno de la ficción (aunque no puede ser más real), la novela de Llobell traslada al lector hasta el momento de la Batalla de Belchite, recreando de una manera muy gráfica el ambiente del Pueblo Viejo durante aquellos días de asedio: 4.500 personas (el triple que la población actual), más de 600 heridas (habían sufrido ataques previos), sin agua, sin poder salir a las calles (se disparaba desde cualquier parte), con un olor insoportable, con cientos de moscas sobrevolando infecciones y, como no, con la desesperación propia de la situación.

La novela –que se cierra con el fin de la Batalla de Belchite- es, además, un gran testimonio de la labor de los médicos y sanitarios en la guerra. La escasez de medios, las precarias condiciones y el peligro constante provocaron que las vivencias del doctor Uriel fueran terribles.

Este acontecimiento bélico marcó la vida de Pablo Uriel y fue el inicio del fin de muchos siglos de historia de la villa histórica de Belchite. Ocho décadas después, el Pueblo Viejo se erige como un realista museo al aire libre de recuerdos del pasado y de lo que puede ser una guerra y, por tanto, un lugar en el que recuperar la memoria histórica común a todos los españoles, siempre enfocada desde la importancia de la paz para el avance de los pueblos.