Una escuela infantil que ‘concilia’ los beneficios de padres e hijos en Belchite

El servicio municipal abrió sus puertas en 2009. Con capacidad para 10 niños, el centro permite la conciliación laboral y familiar de los padres y fomentar la estimulación temprana y el desarrollo de los pequeños

Guarderia-municipal-Belchite

Una decena de niños corriendo y jugando en un patio es una imagen natural en una guardería. Sin embargo, cuando esa estampa se contempla en un municipio del medio rural se convierte en motivo de alborozo. Y esa alegría es la que contagian cada mañana los diez niños que asisten a la escuela infantil de Belchite, un centro municipal que abrió sus puertas en 2009 para atender una demanda que estaba latente en el pueblo y que ha posibilitado la conciliación de la vida familiar y laboral y, por tanto, el asentamiento de la población joven.

Pilar Ferrer y Sonia Lancina son las ‘hadas madrinas’ que se encargan de apoyar a los papás en el cuidado de sus pequeños hasta que cumplen los tres años. Desde las 9.30 y hasta las 16.30 horas (hasta las 13 horas para aquellos que comen en casa), aprenden juntos los colores, los días de la semana, canciones… Pero también a ir al baño, a lavarse las manos y a comer solos. “Y es que la escuela infantil no solo hay que verla como un apoyo para los padres, también aporta muchísimos beneficios a los niños, que desarrollan la motricidad, el lenguaje, el intelecto y sus habilidades sociales, ganando en autonomía”, explica Pilar Ferrer, quien destaca el valor de contar con un servicio como este en Belchite.

Porque desde que entran, los niños no paran de fomentar su estimulación temprana. Hasta las 10 de la mañana, toca juego libre. Después, es el momento de la asamblea (donde hablan del día que hace, de los días de la semana o de las estaciones del año, entre otras cosas), para luego almorzar y salir un rato al patio a jugar. A la vuelta, toca trabajar la psicomotricidad, la música o las experiencias. “Terminadas estas rutinas, es el momento de ir al baño, lavarse las manos y comer, para después disfrutar de un merecido descanso con una siesta”, añade la responsable de la escuela infantil de Belchite.

En definitiva, con la apertura de este servicio en el municipio zaragozano –que se une a otros, como la ludoteca-, todos han ganado. Los padres, por la tranquilidad y confianza que les brinda el dejar a sus hijos sabiendo que tienen cubiertos todos los cuidados respecto a estimulación, alimentación e higiene, y los niños, que –sin necesidad de desplazarse a otro municipio o a Zaragoza- pueden acceder a esa atención que tan provechosa será para su desarrollo. Y es que como subraya Pilar Ferrer, “en la guardería, los niños aprenden a ser más independientes, más sociables, físicamente maduros y a ser capaces de expresar sus emociones”.