Belchite homenajea un año más a los supervivientes de la Batalla de 1937 en el acto “Memoria y Paz”

–  La localidad francesa de Oradour-sur-Glane, hermanada con Belchite desde 2016, ha participado en el homenaje a través de su concejala Valérie Bichaud. Ambos municipios comparten un pasado común al haber quedado reducidos a escombros en el marco de un episodio bélico

(Belchite, 02/09/23) Belchite ha conmemorado esta tarde el 86 aniversario de la Batalla de Belchite con un homenaje a los vecinos supervivientes que ha tenido lugar en el Teatro Municipal con el ya tradicional acto “Memoria y Paz”. Actualmente, hay 54 personas censadas en el municipio que sobrevivieron a la contienda. En el combate, que se extendió entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre de 1937, fallecieron cerca de 6.000 personas, entre civiles y militares de ambos bandos, en apenas 13 días.

El acto de conmemoración ha hecho énfasis en la memoria y la paz, un mensaje que el consistorio belchitano lleva reivindicando desde 2017, cuando tuvo lugar el primer homenaje: “Desde entonces, todos los años celebramos este acto a principios de septiembre. Nuestra finalidad es que no se olviden los padecimientos que conlleva una guerra, poniendo en valor los testimonios personales y patrimoniales con los que contamos. Queremos que el Pueblo Viejo se convierta en un espacio para la reflexión y la promoción de valores como el respeto a la vida, el rechazo de la violencia y el fomento del diálogo, el entendimiento y la concordia”, ha recalcado el alcalde de Belchite, Carmelo Pérez.

El hilo conductor en este 86 aniversario ha sido, precisamente, “Belchite: presente y futuro”, a través del cuál se ha querido hacer hincapié en la necesidad de no olvidar el pasado para poder construir un presente de paz y un futuro en el que no vuelvan a cometerse los mismos errores. Para ello se ha contado con la intervención de Valérie Bichaud, concejala del Ayuntamiento de Oradour-sur-Glane, localidad francesa en la región de Nueva Aquitania que fue destruida el 10 de junio de 1944 en el marco de la II Guerra Mundial. Está hermanada con Belchite desde 2016, ya que ambos municipios comparten haber sido reconstruidos en un nuevo lugar al terminar la guerra, lo que les permitió conservar intacto el paisaje postbélico en su emplazamiento original.

Oradour y Belchite están unidos por lazos entrañables. Nuestro hermanamiento supone una gran riqueza para todos: reúne a varias generaciones, nos ayuda a superar nuestras diferencias y a descubrir cada uno el entorno del otro. En definitiva, gracias a ello somos ciudadanos europeos más unidos, que compartimos e intercambiamos los valores de la tolerancia, la paz y la fraternidad”, ha expresado Bichaud.

Por su parte, el escritor belchitano Félix Teira, recientemente galardonado con el Premio de las Letras Aragonesas 2022, ha aprovechado su intervención para abordar la figura del pintor Francisco de Goya. Teira ha recordado cómo en ‘Los desastres de la guerra’ “Goya plasmó toda la abominación y el odio que sentía hacia la guerra. Su testimonio trasciende y es universal: constituye el mayor alegato antibelicista que se ha hecho en la historia del arte”.

Los asistentes han podido disfrutar de diversas actuaciones y animaciones a lo largo de la tarde de la mano de la actriz Alba Gallego, presentadora del evento; del payaso Jano, con más de 20 años de experiencia en circo, clown y pantomima; y de la fragatina Lorena Margalló, ganadora de la segunda edición del concurso ‘Jotalent’ de Aragón Televisión, que ha deleitado al público con su voz, acompañada por el guitarrista Rubén Jiménez. El homenaje ha terminado con la entrega –a todos los supervivientes– de un recuerdo hecho, al efecto, en madera de olivo, en un guiño a uno de los elementos más arraigados y simbólicos de Belchite.

 

La historia de Belchite

Belchite es hoy conocido por el triste acontecimiento que tuvo lugar en su término municipal durante la Guerra Civil: la Batalla de Belchite. En 1937, el pueblo contaba con 3.800 habitantes y 1.200 casas, pero su posición estratégica, a 50 kilómetros de Zaragoza, lo convirtió en interesante objetivo, y entre sus calles, de gran riqueza arquitectónica para sus dimensiones (albergaba tres iglesias, un convento y un importante seminario, además de ser un exponente del mudéjar aragonés), perecerían casi 6.000 personas entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre del mismo año.

El pueblo quedó en ruinas y, siete meses después, volvió a ser tomado, otra vez con un balance muy negativo. A partir de entonces, sus habitantes lo fueron abandonando y el actual Belchite se construyó en el terreno inmediatamente contiguo a donde se erigía el original: por ello, hoy se diferencia perfectamente entre Belchite Pueblo Viejo (el que sufrió la Guerra Civil) y Belchite Pueblo Nuevo (el actual). Actualmente, las ruinas del Pueblo Viejo se pueden visitar: pese a haber estado muchos años olvidadas, todavía dan idea de cómo estaba configurado el municipio, sus calles, sus plazas, sus edificios más importantes… En 2013, el Ayuntamiento de Belchite decidió regular el acceso al Pueblo Viejo (hasta entonces era libre) y establecer visitas organizadas en grupos guiados, en las que los descendientes de los propios vecinos que habitaron el pueblo se encargan de explicar lo que ocurrió, basándose en testimonios de primera mano de supervivientes y en la documentación oficial de ambos ejércitos. Desde entonces, el Ayuntamiento de Belchite continúa inmerso en las labores de consolidación del Pueblo Viejo, que permiten mantener vivo el patrimonio histórico y ofrecer una experiencia turística inmejorable. Así, este verano ha tenido lugar un nuevo campus arqueológico con el que se ha limpiado de maleza y escombros la calle San Roque, que a partir de ahora se incorporará a las visitas guiadas.